La nube, muerta de sed, se asomó por la ventana del día y observó un desierto de tierra árida, agrietada y repleta de arrugas. Esbozó un gesto cansado y pensó
“Si hago un extraño movimiento, podría hacer que lloviera y con el agua crecerían las flores, convirtiendo el hoy en mañana” Pero algo pasaba ... porque, en lugar de gotas de lluvia, comenzó a arrojar mariposas aladas de su interior.
La nube, indecisa, se extrañó de lo ocurrido y entristeció "Un risueño prado podría haber sido este árido y deshabitado desierto, podría haber sido una fuente de la que brota alegría", exclamó la nube, y comenzó a llorar.
Sus lágrimas caían y caían, inundando el desierto, que comenzó a llenarse de brotes verdes. De cada lágrima nacía una flor, y sobre cada flor, un ramillete de mariposas danzaban alegres.
En ese momento, justo cuando todo era desierto, abril vino al mundo y con él la vida
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